Era un día del año 1996. Llegué a Diario El Mercurio a buscar lo que tanto quería: ganar experiencia en el periodismo y escribir para un medio que ha hecho historia en Manta. Me acerqué, sintiendo mariposas en la barriga; sinceramente era una mezcla de nervios y felicidad. Antes de hablar con el Econ. Ricardo Delgado, director en aquel entonces, respiré, totalmente relajada y con seguridad le dije: permítame hacer pasantías. ¡Qué alegría sentí en aquel diálogo! Fui aceptada y con certeza digo que los mejores años los empecé a vivir allí; los fines de semana eran mi “campo de acción”. En esos días recopilaba la información para procesarla. Ponía empeño a pesar de que recién cursaba el primer año en la Facultad de Ciencias de la Comunicación. Confieso que desde que ingresé al Decano de la Prensa Manabita me di cuenta de que el Periodismo era mi profesión y que no me había equivocado.

A más de ser mi pasión se convirtió en el pan de cada día. Enfrentaba jornadas dulces como cubrir eventos sociales, pero también de desazón porque estaba al paso la crónica roja. A los tres meses de haber ingresado como pasante surgió un hecho que dejó a todos atónitos. Un avión de la Million Air cayó en la iglesia La Dolorosa. En ese 22 de octubre, Manta disfrutaba de sus Fiestas del Comercio (feria y juegos mecánicos). Llegar a la zona del accidente quebraba a todos: cuerpos incinerados y casas destruidas. De narrarlo se me enchina la piel; fueron momentos difíciles, que aún están en mi mente, pero así es el periodismo, donde compartes tristeza, alegrías y la dicha más grande del deber cumplido en más de 12 años en Diario El Mercurio. Al transcurrir el tiempo, Dios y el rector de aquel entonces comandante John Granda Hurtado (fallecido), me dieron la oportunidad de trabajar en el Liceo Naval de Manta. Fui tan bendecida que no me dejaron renunciar y seguí aportando en horario que no afectaba mi nuevo empleo: de 16h00 a 20h00. Desde lo más profundo de mi ser digo que me siento orgullosa de haber compartido con una familia tan grande como El Decano de la Prensa Manabita, con altos y bajos, historia que se repite en los medios de comunicación porque no hay trabajo perfecto.

La planificación por los dos empleos se multiplicó. Había sacrificios que hacer como levantarme a las 05h30 para cumplir con mis responsabilidades. Entrevistas, coberturas, atención a padres de familia, reuniones en la Dirección de Educación, etc., fueron parte de mi vida profesional. Ahora, ante los cambios de la era digital, tengo la dicha de contar con mi Medio Umiña Noticias. Es una referencia de que el periodismo corre por mis venas. Como ocurre en los medios c o n v e n c i o n a l e s , enfrento desafíos que se dan en el vivir diario, pero sigo creciendo cada día con mi audiencia. Esto también se lo debo a la experiencia que me dejó el diario de los mantenses. Gracias a Dios por las bendiciones, al Econ. Ricardo Delgado, director de Diario El Mercurio en aquel entonces, por su confianza; así como a la Lcda. Verónica Delgado, gerente general, por su apoyo. A mis compañeros, en especial a Adriana Meza. Ella me guió y enseñó mucho. La recuerdo siempre con mucho cariño. Quiero que recuerden, que Dios es nuestro guía, la vida nos da oportunidades, que si no las aprovechamos no volverán y nunca sabremos lo que se siente haber logrado nuestros sueños y el deber cumplido. ¡Periodista por siempre!