En Francia, la ultraderecha de Marine Le Pen logró una victoria histórica en la primera vuelta de las elecciones francesas, ante la que el presidente Emmanuel Macron y numerosos líderes de la izquierda y del centro hicieron llamamientos a la unidad para evitar que consiga la mayoría absoluta.
El partido Agrupación Nacional (RN) logró un 34 % de los votos, con el 63 % escrutado, claramente por delante del Nuevo Frente Popular de izquierda (NFP) y del bloque macrista. El bloqueo de la página web del Ministerio del Interior a partir de ese punto impedía la actualización de los datos oficiales. Las estimaciones de voto daban alrededor del 28 % al NFP, un 20 %-22 % a la mayoría saliente y en torno al 9 %-10 % a la derecha tradicional de Los Republicanos. Una de las tres proyecciones nacionales de escaños publicadas por los institutos demoscópicos contempla la posibilidad de que el RN obtenga la mayoría absoluta en la segunda ronda (le asigna entre 255 y 295 escaños, cuando el umbral está en 289).
La ultraderecha jamás había ganado las legislativas La victoria del RN, la primera en unas legislativas, es “inapelable”, según su candidato a primer ministro, Jordan Bardella, que pidió una movilización para lograr la mayoría absoluta en la segunda vuelta. Le Pen, ante unos enfervorecidos seguidores en su feudo electoral de HeninBeaumont (norte), solicitó el voto el 7 de julio para lograr esa mayoría absoluta y que Macron no tenga otro remedio que nombrar a su delfín como el próximo jefe de Gobierno.
Para la ultraderecha, que ya había ganado las dos últimas elecciones europeas pero jamás unas legislativas, se abre ahora la posibilidad de llegar al Gobierno con el mayor grupo parlamentario, mientras que en la Cámara saliente tenían únicamente 89 escaños.