Miles de habitantes de la ciudad brasileña de Porto Alegre pasaron el fin de semana buscando desesperadamente un refugio ante las inéditas inundaciones que ya han causado al menos 79 muertes en el sur de Brasil.
Con el nivel del río Guaíba en máximos históricos, 6.000 residentes de la capital del estado de Rio Grande do Sul, con una población de 1,3 millones, empacaron lo mínimo necesario, dejaron sus casas y se trasladaron a alguno de los refugios públicos de la ciudad, mientras que otros tantos miles fueron a casas de familiares o amigos.
Un anexo del estadio del Grêmio, el principal club de fútbol de Porto Alegre, sirvió de alojamiento improvisado durante varios días a la familia de Marianete Silva, una trabajadora doméstica de 49 años, después de que el barrio en el que vive quedara inundado. Pese a estar agradecida por la ayuda que prestan los voluntarios, Silva dijo que su hijo tenía bronquitis y que necesitaba salir del estadio cuando antes hacia otro lugar con mejor atención y que garantizase una higiene básica.