LA RAZÓN DE LA SINRAZÓN

Todo resultado electoral termina en una conclusión, llevada al apuro y muy a tono con nuestra cultura: la culpa la tienen los electores. Dicho así y obrado como está, las consecuencias nos ponen en estado crítico, tanto y más como nos encontramos en pleno ejercicio de la administración de Guillermo Lasso. Son responsables quienes lo eligieron, sin preguntar antes si el engaño fue una bien vendida campaña electoral y una traición a todas las ofertas, convertidas en esperanza.

La razón de la espontaneidad al votar por parte de las multitudes, puede ser debatida desde la sociología, la sicología de masas, la capacidad de mercadeo, en fin, ciencia y teorías dispuestas a explicar los resultados. Como en el caso de estas elecciones anticipadas, dispuestas al vértigo de improvisar candidatos, redactar al apuro programas de gobierno dispuestos como cumplimiento de requisitos, antes que de la mesura y experiencia en acometerlos. Las prácticas caníbales entre campañas encontradas y el afán desmedido por llegar a cualquier precio a las dignidades en oferta. Completan un cuadro referencial dispuesto a la desorientación, fragmentado en odios y antipatías firmemente sembradas entre grupos. Así el voto vergonzoso se disfraza de indeciso, el apuro por cumplir y la alienación de la propaganda se vuelven razones para sufragar.

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