Apenas el 0,13 % de la luz que produce Ecuador es obtenida a través de paneles solares, según datos del Operador Nacional de Electricidad. El costo de la instalación de los sistemas para generar energía fotovoltaica es el principal obstáculo en el sector privado. Pero desde el Gobierno Nacional tampoco ha existido mayor esfuerzo por impulsar plantas de energías alternativas.
A pesar de ser una fuente inagotable, que serviría para reducir la dependencia de centrales hidroléctricas y termoeléctricas (estas últimas muy contaminantes), el Estado solo cuenta con una planta fotovoltaica en la Isla Isabela, en Galápagos. En planes está la construcción de la planta fotovoltaica que supuestamente iba a ser la más grande del país. El proyecto se iba a levantar en una zona adyacente a la fallida Refinería del Pacífico, en El Aromo, provincia de Manabí.
De hecho, en marzo pasado, el presidente saliente, Guillermo Lasso, firmó el contrato con la empresa española Solarpack para la edificación de la central. Se anunció que la planta iba tener capacidad para generar hasta 200 megavatios y que iba a empezar a funcionar en 2025. Hasta el momento no existe alguna construcción. Un sistema caro, pero conveniente Jaime Vernaza, gerente de SunForce, una empresa dedicada a la instalación de paneles solares, reconoce que el montaje del sistema es caro, pero asegura que es conveniente en residencias que tienen un alto consumo energético.
Para realizar este reportaje, Ecuavisa.com visitó una casa grande en una urbanización de Samborondón. En esa vivienda decidieron implementar el sistema de energía fotovoltaica porque llegaban a pagar hasta mil dólares al mes en las facturas de luz. El propietario de la casa invirtió 20 000 dólares en el sistema con la promesa de que el valor a pagar por consumo energético se reduciría en un 80 %.
Vernaza menciona que existen dos sistemas para generar luz a través del sol: ON GRID y OFF GRID, es decir, con baterías que almacenan la energía o sin éstas. El método con baterías es aun más caro. El sistema ON GRID es el más común en las residencias de Ecuador, indica el experto. Explica que los paneles solares, usualmente colocados en los techos de las viviendas, están hechos de silicio.
Este elemento absorbe la luz solar liberando electrones, que luego se convierten en energía. Esa energía llega hasta una especie de transformadores (inversores), que luego inyectan la luz a un panel, que también está conectado al sistema habitual de electricidad. Desde ese panel se abastece de luz durante todo el día al domicilio y se controla el consumo en el medidor de la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL).
Vernaza enfatiza que, en días muy soleados, los paneles generan más electricidad, mientras que, en días nublados, la producción disminuye. El sistema OFF GRID funciona exactamente igual, pero con la ventaja de disponer de energía obtenida del sol cuando éste ya se ha ocultado. En la Isla Santay, en Guayas, se implementó este último sistema para proveer electricidad a su cerca de 300 habitantes, pero ni las baterías ni los paneles recibieron mantenimiento.
Ecuador, por su ubicación geográfica privilegiada, pudiera servirse mucho más del sol para generar electricidad. En todo el mundo, Alemania es el país que más energía fotovoltaica produce. La meta de esa nación europea es que para el año 2030, al menos el 80 % de su consumo energético debe generarse a partir de fuentes renovables.