CAMPOS DE BATALLA INCESANTES
Si ingresamos a las redes sociales los bandos intercambian desacuerdos, no precisamente mediante un debate justo y necesario, sustentados por el odio, las descalificaciones toman matices desde una dulce ironía, pasando por el procaz insulto. Si las imágenes pueden hablar, insultar, mejor que las palabras, son bienvenidas. Un mundo virtual en desacuerdo, es vaciado por los peores sentimientos dispuestos por cada lado. Pocos o casi nadie construye una mínima iniciativa de conciliación.
Si pasamos a otro ámbito, este sí presencial, los parientes se enojan, los amigos se enemistan y las relaciones sociales, de por sí golpeadas por la violencia e inseguridad, complementan antipatías entre los seguidores de candidaturas irreconciliables en acuerdos mínimos.
Lo realmente grave se presenta en la conformación de bancadas en la Asamblea Nacional, producto de la votación democrática. Son cuatro con un número significativo de integrantes, desde donde, y desde ya, se emiten señales de confrontar, no de conciliar. Desde la ejemplar actitud de los representantes para lograr mayorías y neutralizar a los adversarios, se emiten manifiestos encendidos por exigir el cumplimiento de sus planes.
Bajar el tono y subir el sentido de razona- miento, en función de relajar las tensiones, nos haría bien en cada sitio en donde hay una batalla por prevalecer con un candidato o una idea.