UNA VIDA AL SERVICIO DE LA DEMOCRACIA
Lo que hoy lamenta el país no es solo el fallecimiento de un exmandatario, sino la pérdida de un referente de la democracia en el Ecuador. La partida del expresidente Rodrigo Borja Cevallos lleva, inevitablemente, a comparar y a reflexionar sobre la calidad de la política ecuatoriana, pues él personificó al estadista que retrata una era en la que la altura en el debate y la caballerosidad primaban en la vida pública. Su tránsito por la Presidencia coincidió con momentos complejos, pero también con la defensa firme de la institucionalidad, de la libertad de expresión y del pluralismo. Habiendo sido el fundador de un partido político real, con formación y estructura verdaderas; y una figura respetada incluso en el ámbito internacional, aportó también desde la academia y como autor reconocido a la comprensión de la realidad nacional. Hoy, en tiempos en que en la política está signada por los intereses particulares, la confrontación, el envilecimiento y la degradación, recordar su coherencia y su honestidad debe llevar a toda la sociedad civil en su conjunto a replantearse los principios y códigos básicos de interacción y convivencia. Que su legado sea el recordarnos que la democracia se sostiene con ideas, respeto y servicio desinteresado.



