EL ANTÍDOTO PARA EL POPULISMO ELECTORAL
Los enfrentamientos personales entre políticos entretienen. Pero esa fugaz diversión hace que se oculten las verdaderas limitaciones de los que aspiran a un cargo tan trascendental como la Presidencia de la República o una curul en la Asamblea. La fórmula del nuevo marketing político impulsa la combinación de políticos vacíos y ambiciosos, con consultores de redes sociales. Sin embargo, hay una probabilidad de que la alta indecisión de los votantes antes de la elección del 9 de febrero sea, en parte, responsabilidad de esta (des)conexión que tiene como resultado el populismo electoral que vivimos. Los nuevos “expertos” tratan al político como un simple producto de consumo sin importar el problema nacional, sino los likes e interacciones que pueden alcanzar por su propuesta, así sea esta disparatada. Entonces, se fijan en un problema o sufrimiento real de los ecuatorianos, sin un profundo diagnóstico de las causas, ofreciendo soluciones equivocadas. La última muestra de esto fue lo que se tuvo que escuchar en el debate. Ofrecen miles o cientos de miles de empleos. Prometen bajar el IVA a niveles insostenibles o subir el gasto público para ‘resolver los problemas’. Tras toda elección, lo que obtienen los ecuatorianos es una subida de impuestos, sin una reducción real del dinero que gasta el sector público -en su gran mayoría, en sus propios sueldos-. Así, el país mantiene los mismos problemas, más uno: el populismo que parece haber contagiado a toda la clase política y va infectando a los votantes. El antídoto es regresar a la política de las ideas y dejar menos espacio a la política creada por especialistas en ventas y consumo a través de las redes sociales.