EL MAL MENSAJE QUE DEJA EL CASO ISSPOL
De defensores, a ser acusados y glosados. El castigo que la Contraloría busca emitir en contra de un exdirector del Isspol por supuestas anomalías en la contratación de asesoría legal para lograr recuperar recursos que se perdieron en el millonario atraco que afectó a la institución, lejos de denotar eficiencia institucional por haber manejado con rapidez el tema, está generando todo lo contrario: empieza a dejar un ‘sabor amargo’ por el mal mensaje que transmite, pues se persigue a quien en su momento ayudó a develar la corrupción. Por si la memoria le falla a algunos, dicho exdirector fue una de las figuras clave no solo para entender cómo una red de empresarios desfalcó al Isspol en el mercado bursátil, a vista y paciencia de autoridades y entes de control, sino para poder empezar a recuperar millonarios recursos en un país donde la justicia yerra y la corrupción campea. Si hoy se quiere investigar los resultados que dejó esta contratación, que se haga, pero con el tecnicismo e independencia que ello requiere. Para empezar, los funcionarios del Gobierno y de la misma Contraloría deberían garantizar la transparencia en el proceso, algo que resulta complicado cuando se tiene a autoridades que antes defendieron a procesados en este caso. El país necesita un baño de justicia, no podemos seguir dando mensajes de impunidad.