LA CRISIS ENERGÉTICA ABRIÓ VARIOS FRENTES
Luego de 30 días de apagones, el Gobierno ha anunciado varias potenciales soluciones que están a semanas, o meses, de concretarse. Por ejemplo, proyectos de generación en tierra con diésel, ha entregado títulos habilitantes para más generación, ha coordinado mejor los cortes con el sector privado. Incluso, ha enviado una nueva ley económica urgente para que el sector privado pueda generar 100 MW en proyectos de generación de energía, aunque nadie se explica el por qué del límite. Por ahora, los apagones se han ‘reducido’ a 8 horas diarias, tras en el único pronunciamiento del presidente Daniel Noboa, pese a que aún no llegan lluvias fuertes a Coca Codo Sinclair y los embalses de tres hidroeléctricas siguen cayendo. Sin embargo, nada de esto ha logrado aliviar el golpe. Las pérdidas tras un mes de apagones alcanzarían los 2.000 millones de dólares, según el economista Alberto Acosta. Es evidente que las urgencias son distintas en el sector público y en los ciudadanos. En el Estado parece más relevante la pelea política, que el riesgo que corre el empleo, incluso el informal. Parece que importa más evitar la caída en las encuestas de todos los políticos, que el abrupto cambio en la vida diaria de las familias por los apagones. Las repercusiones se sentirán a todo nivel. Los apagones incidirán en la economía, la política y el bolsillo de todos los ciudadanos. La prueba definitiva para los políticos será enfrentar las consecuencias de la crisis energética en las elecciones de febrero de 2025, cuando todavía no hay indicio de un acuerdo nacional para solucionar la crisis y evitar una nueva.