¿RENUNCIAR AL PETRÓLEO?

El país necesita recursos, pues vive en un constante déficit fiscal. Es por esto que la fórmula política consiste en pedir préstamos a cualquier precio, subir impuestos o inventarlos. Las tres alternativas omiten la pregunta obvia de las consecuencias a largo plazo. Mientras esto sucede, y quienes tienen la responsabilidad de pensar en el futuro del Ecuador se distraen con pugnas políticas, se escapan oportunidades para generar riqueza. Un claro ejemplo muestra el sector petrolero. Cada año el país recibe menos dinero por la venta de crudo y cada vez se explota aún menos. Ya se habla de la peor crisis petrolera de los últimos 50 años. El país extrae unos 480.000 barriles diarios cuando pudiera obtener, al menos, unos 700.0000. Venezuela, pese a la grave crisis ocasionada por las sanciones a la dictadura de Nicolás Maduro, y la pequeña Guyana, hoy exportan más crudo que Ecuador. Este año el país dejará de recibir unos $416 millones por venta de crudo. Asimismo, hay ecologistas y políticos apocalípticos que empujan la idea del fin de la era petrolera en Ecuador, bajo el pretexto del ‘cuidado’ ambiental, el turismo comunitario (que nunca despega en lugares inhóspitos) y un mercado internacional que se reducirá con el tiempo. Estos falsos patriotas claman por dejar la riqueza enterrada en el suelo mientras exigen al Estado prebendas sin que este logre ganar eficiencia ni recortarse de ninguna forma significativa. Lo hacen pese a que el anuncio del fin de la ‘era petrolera’ no llega. No es momento de renunciar a los ingresos petroleros; los poderes del Estado deben empezar a actuar con responsabilidad y con visión de futuro.

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