RENUNCIA NECESARIA
Existe un consenso casi unánime en que el presidente del Consejo de la Judicatura debe dar un paso al costado. El peso de la sola acusación que ahora mancha su gestión es tan grande que escudarse en que es una persecución solo aviva las dudas. Los funcionarios públicos -y en este caso en particular, el presidente de la Judicatura- deben entender que existe algo mucho más grande que ellos mismo: el servicio público. Cada minuto que transcurre lesiona el prestigio del cargo que ostenta y obstaculiza el avance de una honesta y verdadera transformación de la justicia. De llegarse a propiciar la renuncia, la Corte Nacional de Justicia, con su presidente en primera fila, no puede volver a pasarse de viva y poner a cualquiera -por más presiones e intereses particulares que tenga- como parte de una terna para presidir la Judicatura. Solo personas con una conducta intachable deben ser merecedoras de ocupar ese cargo. Nadie quiere más titulares de la Judicatura con nexos con el crimen organizado. La sociedad civil, empezando por los jueces y abogados, deben exigir que quien no demuestra honestidad en el ejercicio de su cargo, dé un paso al costado. Y es hora de empezar la transformación definitiva de la justicia exigiendo a aquellos ciudadanos probos y honestos que den un paso adelante.



