LA RENOVADA CORTE
La Corte Constitucional remueve tres de sus nueve puestos. En cada renovación nace la duda sobre la inclinación de la balanza dentro del pleno: ¿más conservadora o más progresista? Con la salida de tres jueces para dar paso a los tres nuevos, al menos se vislumbra que la tendencia conservadora pierde espacio; no obstante, aún no está claro cuál es la inclinación de los nuevos magistrados. Solo se verá en sus fallos y el razonamiento de sus votos. Más allá de cualquier inclinación ideológica, que es natural que cada ser humano la tenga, de esta Corte Constitucional renovada y de las siguientes se espera que respeten y hagan respetar la ley y la Constitución. Que se alejen de los tiempos de los políticos y se acerquen a los tiempos de la justicia y de los ciudadanos. Que sean verdaderos guardianes de la Carta Política y no meros observadores de su cumplimiento o incumplimiento, venga de donde venga. Pueden gustar o no sus sentencias y pronunciamientos, pero es indiscutible que la Corte es el último reducto de institucionalidad en un país que carece de organismos creíbles y respetables. Cuidar esa reputación solo se consigue con trabajo honesto. Los nuevos magistrados y quienes continúan tienen una dura labor por delante.