La erosión regresiva del Río Coca no para, incluso podría acelerarse pronto y amenazar la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, poblaciones, una carretera y dos oleoductos. La situación no es nueva, pero durante dos años el frente de la erosión se mantuvo estático. En febrero del 2020 estaba a 7,9 kilómetros de la Central Hidroeléctrica que puede producir 1 500 megavatios.
En febrero de este año, CELEC reportó que ahora se encuentra a 7,3 kilómetros. Un informe del Cuerpo de Ingenieros de Estados Unidos y técnicos nacionales, emitido el año pasado, ya prevenía que la erosión avanzaría al menos 28 kilómetros aguas arriba, otro informe de la Armada de Estados Unidos de este año dice que esa erosión se acelerará por una razón: la concentración de rocas está disminuyendo y su estabilidad se está perdiendo. Algunos efectos de la erosión son visibles.
La primera población afectada es San Luis que tenía alrededor de 150 habitantes hace dos años, algunos ya han evacuado, sus casas se han perdido así como más de 50 hectáreas de terreno a su alrededor. Al menos 500 hectáreas de bosque primario han desaparecido en los flancos del río. Y en riesgo están la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, así como la carretera que llega hasta San Luis desde El Chaco y los oleoductos transecuatoriano y el de crudos pesados, cuyo trazado es paralelo al Río Coca.
