El proyecto urgente de Ley de Eficiencia Eonómica y Generación de Empleo retoma la propuesta de creación de zonas francas, que en dos momentos el expresidente Guillermo Lasso intentó pasar, sin éxito por la Asamblea Nacional y también por la Corte Constitucional. El presidente Daniel Noboa lo vuelve a plantear argumentando la promoción de inversiones privadas nacionales y extranjeras.
Según el mandatario, las zonas francas tienen el potencial de generar hasta 180 000 empleos directos e indirectos. Conceptualmente, una zona franca es un lugar dentro de un país donde los impuestos y aranceles son inferiores a los del resto del territorio, y donde generalmente existen otros incentivos fiscales y subvenciones para que las fábricas y empresas se asienten en él.
El proyecto urgente presentado a la Asamblea plantea que en las zonas francas rija un régimen especial en materias de comercio exterior, aduanero, tributario, laboral, y de tratamiento de capitales. Por ejemplo, todo lo que ingrese y salga de las zonas francas, como importaciones y exportaciones, estaría exento del pago de todos los impuestos locales, tributos y formalidades aduaneras.
Posteriormente, tendría una tasa fija del 15 % por el resto del periodo, que sería de 30 años, prorrogables las veces que sean necesarias. El modelo que propone Noboa, salvo los incentivos tributarios que son más moderados, es casi idéntico de lo que planteó Lasso en su momento. Las similitudes radican en contemplar la posibilidad de que las zonas francas sean uniempresariales o multiempresariales, que no se establece monto de inversión mínima para los operadores ni para los usuarios., y que el régimen laboral aplicable en las zonas francas será el de contratos temporales.
En Ecuador, el modelo de zonas francas estuvo vigente desde 1991 hasta el 2010, cuando fueron reemplazadas por las zonas especiales de desarrollo económico (ZEDEs) bajo el argumento de que no cumplieron con su objetivo de atraer nuevas inversiones, aunque con ese modelo no llegó más capital extranjero. Hoy tres zonas francas sobreviven en el país: los aeropuertos de Guayaquil y Quito, y el teleférico de la capital. Los gremios empresariales señalan que el modelo ha dado resultados en otros países, pero que eso ha ocurrido gracias a una normativa clara y sencilla.
