EL FÚTBOL DESDE EL ABISMO
Jugó la selección de fútbol ecuatoriana y nos dio alegrías entre tantos pesares perennes. Es el único referente de sabernos unidos, identificados, no importa si somos las víctimas o son nuestros verdugos. Somos Ecuador, un país destrozado. Pero que cuenta con un sólido conjunto de jugadores en nueva generación que saben crecer en profesionalismo, con dignidad y apetecidos en escenarios de alta competencia. No así los dirigentes y árbitros de su entorno, mucho menos los políticos en la carrera por el poder o en ejercicio.
No todo está perdido entre tanto desamparo, porque desde las honduras hasta donde nos han arrastrado los gobernantes, miramos su actitud firme y ejemplar de impedir que les derroten como a todos nosotros lo han hecho, desde la inseguridad, desde la insalubridad, desde la ignorancia en donde estamos sumidos, perdiendo dignidad.
No será importante el fútbol, pero de momento nos ampara temporalmente en nuestras desgracias. Una simulación de cómo salir sin rebelarnos, si al menos pudiéramos dilucidar en mayoría el juego perverso que nos define, que nos oprime. Esa entelequia de patriotismo sirvió para manipularnos a gusto de los patriotas que han vendido al país. Muy desde el fondo del abismo vemos a nuestra selección, pero nos falta actitud para ser como ellos.