EL FUTURO DE LA CONECTIVIDAD, EN JUEGO
El futuro de la conectividad del país está en juego. La negociación a la que el Estado y las operadoras telefónicas se encaminan para suscribir un nuevo contrato, más allá de que pueda representar jugosos ingresos fiscales, marcará la pauta de la calidad del servicio de internet y telefonía móvil que los ecuatorianos recibirán, de aquí a los próximos 15 años.
Considerando el tiempo de concesión y las urgentes necesidades del país, que aún está a la cola en la adopción de nuevas tecnologías y herramientas de comunicación, esta es una negociación que no puede tomarse a la ligera. Es preciso que las autoridades actuales, o las que tomarán la posta, aprovechen la coyuntura para dar un giro a la provisión del servicio, haciendo que la conectividad llegue a más lugares, incluyendo los más recónditos, y mejorando el nivel de señal y la velocidad de descarga de datos ya existente en las grandes ciudades. Esto último se consigue con un cambio de visión y política, pues negociaciones millonarias como estas deberían dejar de ser vistas con fines recaudatorios que solo benefician al Estado, y enfocarse más en la oportunidad de mejorar las condiciones de vida de los ecuatorianos, pues la conectividad es un factor clave para el desarrollo de toda sociedad, tanto en materia de educación, como en innovación, aumento de productividad e impulso de la actividad económica.