
El cometa 3I/ATLAS llegó desde más allá del sistema solar y, antes de proseguir su viaje por el espacio, el próximo día 19 alcanzará su punto más cercano a la Tierra, unos 270 millones de kilómetros, momento que los mayores telescopios aprovecharán para estudiar esta especie de «eslabón perdido».
Este objeto no supone ningún peligro, pues pasará al doble de la distancia que separa la Tierra del Sol, y para verlo hará falta un telescopio de mediano tamaño. A pesar de algunas teorías que han circulado, sus características, color, velocidad y dirección «coinciden con lo que esperamos de un cometa», indica la Nasa estadounidense en su web.
Este viajero interestelar podría ser «una especie de eslabón perdido, un objeto prístino que escapó de su sistema planetario hace miles de millones de años», dice a EFE el investigador del Instituto de Ciencias del Espacio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España Josep Maria Trigo-Rodríguez.
De hecho, podría ser el cometa más antiguo observado, incluso 3.000 millones de años más antiguo que el sistema solar, que tiene 4.600 millones, según consideran los astrónomos basándose en su trayectoria, señala en su web la Agencia Espacial Europea.



