
Hay sueños que se siembran con amor y florecen con el tiempo. Susanita Delgado lo sabe bien: hoy, el sueño que compartió con Ramón Saltos (+), su gran amor, empieza a hacerse realidad en su querido San Pablo. A sus 60 años, Susanita conserva la misma mirada dulce con la que veía la vida junto a Ramón, aquel hombre que le robó el corazón. Aunque él partió hace algunos años, sigue siendo su fuerza, su recuerdo más vivo.
Desde jóvenes, tenían un deseo sencillo pero profundo: ver a San Pablo limpio, lleno de vida, con espacios donde la gente pudiera reunirse a mirar el atardecer. Cada vez que pasaban por aquel terreno descuidado, donde hoy se levanta el mirador, soñaban despiertos. Hoy, Susanita abre cada mañana su tienda Divino Niño, justo frente a la obra que avanza con esperanza. A su lado, su fiel compañero, un perrito al que llama Niño, la sigue paso a paso hasta el mirador. Ella observa cómo el sitio cambia, cómo la tierra cobra vida, y sonríe mirando al cielo. Susanita no solo ve cemento y ladrillos: ve el cumplimiento de una promesa y el crecimiento de una parroquia que aprendió a soñar en grande.


