UN CAMINO SINUOSO

La política comunicacional del Gobierno Nacional parece tomar el rumbo de la propaganda. Los indicios están sobre la mesa. La contratación de personas muy cercanas al correísmo en puestos claves, y una Secretaría de Comunicación más interesada en la imagen presidencial que en comunicar las políticas y decisiones del Gobierno Nacional no dan mucho optimismo. Los votantes eligieron una nueva forma de hacer política y al menos en lo comunicacional se reeditan prácticas del pasado. Dejando de lado los discursos insultantes y las sabatinas, se mantienen los silencios y los vetos a algunos ministros para conceder entrevistas a medios de comunicación, así como las piezas audiovisuales con una alta carga de propaganda. Ojalá el primer mandatario no adopte ese camino de la censura y el control. Ojalá no recurra -parafraseando a un expresidente prófugo- a sicarios de la política para arrinconar y vejar a medios de comunicación verdaderamente independientes. Ojalá entienda el rol del periodismo para una sociedad realmente sana y democrática. Recién empieza. Si bien el arranque en este aspecto no pinta del todo satisfactorio, no es menos cierto que le restan cuatro años en los que puede ajustar o cambiar algunas tuercas sueltas. Que sea lo antes posible, luego puede ser muy tarde.

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