LA ASAMBLEA TAMBIÉN TIENE VELA EN EL ENTIERRO

En la opinión pública ecuatoriana los asambleístas no figuran como gestores encargados de encontrar las soluciones para los problemas más acuciantes del país. Se piensa, por lo general, que las razones de las crisis y sus soluciones son exclusiva responsabilidad de la Presidencia de la República. En realidad, al ser los encargados de hacer las leyes que rigen al país, los asambleístas tienen la obligación de buscar salidas a los problemas más graves; también es su competencia. Sin embargo, la mayor parte del tiempo se limitan a debatir los proyectos enviados por el Ejecutivo, sobre todo temas de coyuntura. Simplemente ‘conocen’ las leyes enviadas por el primer mandatario y más bien proceden a establecer obstáculos o medidas parche, en lugar de sugerir mejoras reales, para luego aprobar textos inocuos, como sucedió recientemente. La Asamblea tiene suficiente poder para incidir en problemas como el de la seguridad o los apagones, pero sus miembros no se esfuerzan ni se dan por aludidos acerca de su responsabilidad por aportar sugerencias innovadoras y efectivas. Los más de tres decenas de millones de dólares que el país gasta únicamente en sus sueldos podrían emplearse más eficientemente. Quienes aspiren a integrar el nuevo Legislativo deben desde ya dar a conocer sus propuestas concretas y detalladas a la ciudadanía.

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