¡LOS CANDIDATOS DEBEN AGREGAR VALOR!

En un abrir y cerrar de ojos, nos encontramos nuevamente en medio de una contienda electoral con más de una docena de candidatos a la presidencia. Pero no solo eso, la carrera hacia la asamblea también ha comenzado, sobre todo ahora que el número de aspirantes ha aumentado considerablemente. En teoría, los perfiles para estos importantes puestos deberían estar ocupados por personas preparadas, capacitadas y con una clara visión de cómo agregar valor a nuestro país desde su gestión. Sin embargo, lo que vemos una vez más es una selección de hombres y mujeres basados más en su nivel de popularidad que en su nivel de preparación. Es fundamental reconocer que todos los ciudadanos con vocación de servicio deben tener el derecho a participar en la política. Sin embargo, si la ciudadanía no escoge a candidatos con perfiles adecuados, valores sólidos y verdadero don de servicio, seguiremos viendo un poder legislativo que no suma, sino que resta. La gestión del próximo presidente de Ecuador podría verse seriamente afectada si los asambleístas no están a la altura de los problemas que enfrenta el país. El gran desafío no radica únicamente en aceptar una candidatura, sino en estar realmente preparado para el momento en que se acepte. Es crucial que quienes aspiren a estos cargos tengan intenciones claras y sinceras de agregar valor a la nación. Hoy en día, muchos partidos políticos parecen seguir dos estrategias: a) ganar la presidencia o b) asegurar la mayoría en la asamblea para, desde allí, ser un apoyo o un obstáculo en la gestión del candidato presidencial que resulte ganador. Este tipo de estrategias evidencia una falta de compromiso con los intereses del país. Mientras los partidos políticos no entiendan que, al ganar, su única bandera debe ser la tricolor, el bienestar del pueblo seguirá siendo una promesa incumplida. No importa quién gane si la verdadera victoria no la obtiene el pueblo. Es por eso que, en esta ocasión, el electorado debe hacer un esfuerzo consciente para analizar su voto, dejando de lado pasiones y afinidades, y eligiendo a los mejores candidatos, aquellos que realmente están preparados para agregar valor y guiar a Ecuador hacia un futuro mejor. En última instancia, la responsabilidad recae sobre los ciudadanos. La esperanza está en que, con un análisis serio y responsable, se pueda elegir a líderes que no solo sean populares, sino competentes y comprometidos con el bienestar del país. Solo así podremos tener un gobierno que sume y no reste, que construya y no destruya.