Dr. Medardo Mora Solórzano
Dr. en Jurisprudencia, Rector fundador de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, ex-Alcalde de Manta, ex-presidente del CONUEP y luego CONESUP
Nuevamente, el país sufre irreparables pérdidas económicas y humanas por el paro de actividades decretado por la Conaie. El Gobierno tomó una medida intempestiva, sin un diálogo previo sobre las repercusiones que suponía la eliminación del subsidio al diésel. Tampoco transparentó el destino que se daría a los recursos ahorrados ni los beneficios que estos tendrían para los ecuatorianos. La eliminación del mencionado subsidio es necesaria en la actual crisis fiscal y ante la alta deuda pública. En estas circunstancias, el paro decretado, además de inoportuno, ha sido llevado a un plano político radical, cuyas razones para plantearlo han sido silenciadas con piedras, cierre de vías y actos violentos, afectando los derechos al trabajo y a la movilidad de las personas que viven de su esfuerzo diario, y desnaturalizando los objetivos de una organización que luce fracturada desde el subversivo paro de 2019. Por su parte, el actual Gobierno, en sus dos años de gestión, no exhibe resultados tangibles en problemas emergentes como la inseguridad, el desempleo, la atención en salud, el mantenimiento de carreteras, la devolución del IVA, el control del déficit fiscal y la lucha contra la corrupción. Se limita a entregar bonos a determinados sectores, con lo cual esquiva enfrentar los problemas estructurales; no obstante, elevó el impuesto al IVA y eliminó los subsidios a los combustibles. En la actual crisis de todo orden que vive el país, se requiere construir acuerdos que conduzcan a la estabilidad democrática, a la paz y no a los desencuentros sociales; a generar mayor bienestar mediante servicios públicos eficientes. Sobre esa base debe impulsarse un diálogo con una agenda propositiva y no reactiva, con actores y sectores políticos, económicos y sociales que crean en la democracia, y no en autoritarismos represivos. No es lo mejor para el país alentar la radicalización de posturas políticas que solo conducen a deteriorar aún más las condiciones de vida de la población. En la desunión se arruina lo más grande; en la unión crece lo más pequeño. El país necesita recuperar su normalidad con la ayuda de interlocutores confiables y poner fin a la paralización existente.