QUE EMPIECE LA “ERA DE LAS OBRAS”
Insistir en un modelo de inversión estatal tradicional cuando las finanzas públicas son deficitarias, es persistir en una fórmula agotada. Ecuador necesita con urgencia obras de infraestructura a gran escala que reactiven su economía, pero la realidad fiscal impone límites ineludibles. Hoy los recursos apenas alcanzan para obras de menor envergadura, lo que obliga a replantear el camino. La inversión pública no es solo una cifra en los balances del Estado, es una herramienta clave para reducir el desempleo, dinamizar la producción y contener la inseguridad. Sin nuevas obras no hay empleo, y sin trabajo no existen posibilidades de recuperar la paz social. Frente a este escenario, las concesiones emergen como una alternativa viable y necesaria. Concesionar no es privatizar. Es permitir que el capital privado participe en el desarrollo del país sin que el Estado ceda la propiedad de los activos. Es responder con soluciones concretas a la escasez de fondos, sin abandonar la responsabilidad pública. El presidente ofreció que este nuevo periodo de gobierno sería “la era de las obras”. Esa promesa debe materializarse. La reconstrucción vial es un punto de partida lógico: conecta sectores productivos, fomenta el comercio y activa el turismo. El momento de actuar es ahora. Las obras no pueden esperar.