MARCO RUBIO EN ECUADOR
Es una señal de madurez política que los alcaldes de las principales ciudades del país trabajen con las autoridades del gobierno central para recuperar la paz y luchar contra “el cáncer” del crimen organizado, como dijo Pabel Muñoz, alcalde de Quito. Irónico, además, que sea a propósito de la visita a Quito de Marco Rubio, secretario de Estado de EE.UU, este jueves 4 de septiembre. Rubio es el latino que más alto ha llegado en la jerarquía política de Estados Unidos desde su fundación. Hijo de inmigrantes cubanos, nacido y criado en Miami —la meca de la resistencia cubana en Florida —, es un libertario de cepa. La visita de Rubio apunta a frenar la inmigración ilegal, combatir a los carteles de droga y contrarrestar la influencia china en América Latina. Para EE.UU., esa influencia es “lo que definirá el curso del mundo en el siglo XXI”, como ha planteado el cubano-americano en varias ocasiones. La política china de ejercer control político mediante el financiamiento de obras con créditos diseñados para apropiarse de recursos e infraestructura estratégica, sumada a la presencia militar y al espionaje tecnológico, representa una amenaza para la hegemonía que EE.UU. pretende recuperar en la región y, al parecer, en el mundo. En esa misma línea, el control territorial, político y económico que ejerce el crimen organizado —así como el apoyo y la flexibilidad que recibe de varios gobiernos de la región— constituye una clara amenaza a los intereses norteamericanos. Una visión realista explica el motivo de la asistencia que EE.UU. está dispuesto a ofrecer: no impulsará nada que no sirva a sus propios intereses. Pero, en ese proceso, Ecuador deberá tener la habilidad de encontrar coincidencias y asegurar recursos que impulsen los suyos.