MÁS DEUDA ES INSOSTENIBLE
Los tres últimos gobiernos han hecho un esfuerzo, incluso político, por aligerar los compromisos económicos adquiridos desde hace más de tres lustros. El problema para estas constantes urgencias con los acreedores estatales, países y organismos, es que el crecimiento de la deuda pública (interna y externa), que permanece en el 70% del PIB cuando debería llegar al 40%, es mayor al crecimiento de la economía. Esto sugiere que lo producido internamente, lo que pagan los contribuyentes, no alcanza para cubrir los servicios de la deuda y la consecuencia es que quedan menos recursos para inversión estatal. Esta es la explicación de que el crecimiento de la deuda sea insostenible: cumplir con las obligaciones que genera la deuda externa e interna va comiendo los ingresos reales de la economía. El país, en consecuencia, se empobrece. Más allá de quién causó esta dura realidad fiscal, ya ampliamente documentada, le corresponde al Gobierno actual tomar medidas que, al menos, no contribuyan a empeorar la situación. Esto implica liderar una política fiscal responsable que racionalice el gasto, pues la población y la economía no están en capacidad de soportar más ajustes tributarios -temporales o permanentes-. Pero no es todo. Esto debe ir acompañado de una política agresiva de gestión de la deuda que permita refinanciar ciertos pagos urgentes. Asimismo, el Gobierno puede tomar medidas claras para impulsar el crecimiento económico desde el sector privado, reducir la tramitología y empezar la reforma laboral para crear más plazas de empleo.