YA DEJEN DE PONER PARCHECITOS
Otra vez el mismo cuento: el sistema del Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) y el Oleoducto de Crudos Pesados (OCP), los dos grandes tubos por donde corre el billete del país, están en riesgo. Que la erosión, que los deslaves, que las lluvias… siempre hay una excusa para justificar que la infraestructura petrolera del Ecuador sigue aguantando con alambres y parches. Y así, cada vez que se daña, no solo se detiene el petróleo, también se frena la plata que sostiene a media economía ecuatoriana. El problema no es nuevo, pero las soluciones sí siguen siendo improvisadas. Lo que urge es dejar de poner curitas a un problema que necesita cirugía mayor. Si el Estado no tiene plata (o no quiere invertir), que abra la puerta a quien sí pueda modernizar y mantener estos oleoductos. La inversión privada no debe verse como el enemigo, sino como una oportunidad de evitar que cada invierno nos quedemos temblando por miedo a que el país se quede sin su principal ingreso. No podemos seguir esperando que el próximo derrumbe nos deje sin petróleo, sin ingresos y sin respuesta. Porque cada vez que se para el oleoducto, el país pierde millones… y esos millones no vuelven.