Puentes sin baranda, ríos con basura e inseguridad: el abandono que cruzan los mantenses a diario

Vecinos y comerciantes de sectores como Tarqui y La Florita expresan su preocupación por el estado de los puentes peatonales y estructuras sobre los ríos en Manta. La falta de mantenimiento, la acumulación de basura, los malos olores y la inseguridad son parte del panorama que enfrentan a diario quienes transitan por estas zonas.

En la avenida 24 de Mayo, un comerciante de Tarqui, con más de una década en el sector, asegura que el puente que cruza sobre el río no ha recibido mantenimiento en años. Tampoco se ha intervenido el cauce del río, lo que genera malos olores constantes y temor en temporada invernal.

“En invierno se llena de basura, se estanca el agua y uno solo espera que no se desborde. Huele mal todo el tiempo”, comenta.

Además, señala que el puente carece de baranda desde hace al menos diez años, lo que representa un riesgo para los peatones.

“Sí se han caído personas al río, pero gracias a Dios han sido accidentes menores. Se han levantado, enlodados, pero han salido”, relata.

La situación no es muy distinta en el sector La Florita. Una moradora denuncia que el puente peatonal ha sido utilizado como guarida por personas sospechosas y que, en las noches, se vuelve un punto crítico de inseguridad.

“Hay robos, la gente ya no quiere cruzar de noche. No hay control, y el puente está abandonado”, afirma. También exige que se le dé mantenimiento y se garantice vigilancia en el área.

Tanto moradores como comerciantes coinciden en que los puentes no solo necesitan intervención estructural, sino también limpieza de los ríos y mayor presencia de agentes de control.

En Manta hay puentes peatonales que no solo conectan barrios… también conectan años de olvido. Barandas sueltas o inexistentes, láminas oxidadas, oscuridad total por falta de iluminación y malos olores permanentes son parte del recorrido diario para cientos de ciudadanos.

En Tarqui, específicamente en la avenida 24 de Mayo, un comerciante con más de una década en el sector confirma que el puente que cruza el río no ha recibido mantenimiento en años.

“No limpian el río, no arreglan el puente. En invierno esto da miedo… se llena de basura y uno solo espera que no se desborde”, comenta.

El comerciante también asegura que el puente no tiene baranda desde hace al menos diez años y que, aunque algunas personas se han caído, “han salido enlodadas, pero de pie”.

En La Florita, una moradora denuncia que el puente peatonal se ha vuelto punto de reunión para personas sospechosas y ladrones.

“Aquí de noche ya no se cruza, es peligroso. Roban y nadie controla nada.”

Ella también pide que se intervenga urgentemente, tanto en lo estructural como en la seguridad.

En el paso peatonal del colegio 5 de Junio, recientemente renovado, los estudiantes no notan mucha diferencia.

“Le hicieron algo, pero no le pusieron techo ni luces. En el día toca aguantar sol, y en la noche, la oscuridad”, relatan.

El puente del Parque de la Madre tampoco se salva. Tiene láminas oxidadas que se levantan con el viento y un ambiente poco agradable gracias a los contenedores de basura ubicados en una de sus esquinas.

“Uno sube con cuidado por el piso… pero baja más rápido por el olor”, dicen transeúntes entre risas incómodas.

Y en el caso del puente de Playita Mía, la situación es aún más crítica. Según técnicos del propio Municipio, uno de sus pilares presenta una abertura considerable. La estructura está deteriorada, con grietas visibles y signos de desgaste avanzado, lo que genera preocupación entre quienes deben usarlo a diario.

“Ese puente da miedo. Yo prefiero dar la vuelta”, comenta un ciudadano que vive cerca.

Frente a esta serie de reclamos, los habitantes exigen atención urgente: no solo en la reparación estructural de los puentes, sino también en la limpieza de los ríos, la iluminación pública y el control de espacios donde el abandono ha dado paso a la inseguridad.

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