La situación en Puerto Príncipe, capital de Haití, es crítica. Altos funcionarios de la ONU han advertido que la presencia del Estado en la ciudad está en peligro de desaparecer por completo, ya que las pandillas ahora controlan un alarmante 90% del territorio. Esto representa un aumento del 5% desde el reporte anterior, donde el control era del 85%.
La violencia de estos grupos ha escalado sin parar desde que un ataque coordinado en 2024 forzó la salida del primer ministro Ariel Henry. En su lugar, se estableció un frágil consejo de transición con la tarea de organizar elecciones en febrero de 2026, algo que no ocurre en Haití desde 2016.
Miroslav Jenca, secretario general adjunto de la ONU para Europa, Asia Central y las Américas, expresó ante el Consejo de Seguridad que han visto una “profunda erosión de la autoridad del Estado y el imperio de la ley”.
A pesar de los esfuerzos de la policía local y de la Misión Multinacional de Seguridad (MMAS) liderada por Kenia, no se ha logrado restaurar el orden.
Ghada Waly, directora de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, señaló que las pandillas “siguen expandiéndose por rutas estratégicas y regiones fronterizas”, ocupando el vacío que deja la disminución de la capacidad del Estado para gobernar.