METIDA DE MANO EN LA EDUCACIÓN
El sistema educativo se va contaminando con la violencia, más rápido y más profundo. Los casos de extorsiones, acoso de bandas terroristas, bullying, suicidios, violencia sexual, armas en las aulas, vapeadores en colegios -incluso con sustancias psicoactivas-, brutales peleas, falta de psicólogos, hacen que el Gobierno ofrezca una respuesta contundente. No es cuestión de clase económica, porque alumnos de colegios privados y costosos o estatales han sufrido de alguno de los problemas enlistados. Las bajas calificaciones en general -muy alejadas de la excelencia- son el colofón de una situación que merece la preocupación y consenso para las soluciones. Los problemas se han agravado con el paso de los años. Por eso, quienes trabajan en el sistema educativo ya no cuentan con los recursos, ni conocimientos, ni apoyo, a veces ni ganas, para solucionar esta situación crítica. Los compromisos de los padres firmados ante los inspectores o psicólogos, las charlas de los terapeutas, restricciones para agresores, incluso las expulsiones, son insuficientes. Es un círculo del que no salimos. Hay soluciones que deben ejecutarse lo más pronto, como que la Policía pueda ingresar a controlar dentro de las aulas y colocar detectores de metales en los ingresos de los establecimientos más conflictivos. Con la misma celeridad y vehemencia que se aprobó la metida de mano en la Justicia, debe darse una en la educación para ayudar a profesores y alumnos a regresar a jornadas tranquilas y enriquecedoras.