La tensión entre Israel e Irán alcanzó niveles críticos este fin de semana, con ataques aéreos y de misiles que han dejado al menos 138 muertos y centenares de heridos en ambos países.
La comunidad internacional observa con preocupación el rápido deterioro del escenario en Medio Oriente, en medio de una escalada sin precedentes entre dos potencias regionales.
Según fuentes oficiales israelíes, al menos diez personas fallecieron y más de cien resultaron heridas tras los ataques con misiles lanzados por Irán la noche del sábado. Entre las víctimas se encuentran cuatro mujeres de una misma familia en la localidad de Tamra y seis personas —incluidos dos niños— en la ciudad de Bat Yam, donde los rescatistas aún buscan sobrevivientes entre los escombros.
En respuesta, Israel intensificó su ofensiva con la llamada Operación León Naciente, dirigida contra objetivos estratégicos en Irán, incluyendo instalaciones relacionadas con su programa nuclear y depósitos de petróleo. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) informaron que han atacado más de 170 objetivos y 720 componentes de infraestructura militar en territorio iraní.
Por su parte, el Ministerio de Salud iraní reportó hasta el sábado al mediodía un saldo de 128 muertos y cerca de 900 heridos por los bombardeos israelíes.
El representante de Irán ante las Naciones Unidas, Amir- Saeid Iravani, afirmó que la “abrumadora mayoría” de las víctimas son civiles, incluidos al menos 30 mujeres y niños, según confirmó el domingo la portavoz del gobierno iraní, Fatemeh Mohajerani.
Advertencias a la población civil
El conflicto ha adquirido un carácter más peligroso con las advertencias emitidas a las poblaciones civiles. El ejército israelí comenzó a difundir mensajes advirtiendo a los residentes de Teherán que evacúen zonas cercanas a instalaciones militares o de producción armamentista. “Su presencia junto a esta infraestructura pone en riesgo sus vidas”, señalaron las FDI a través de redes sociales.