La Agencia Nacional de Tránsito no está atendiendo en este momento de forma normal: tiene 7 600 licencias y otros trámites represados, pero curiosamente lo que no pueden hacer sus servidores públicos, se hace desde los quioscos que rodean a la institución. Esos espacios que ofrecen caramelos, plásticos para licencias, impresiones y copias son la fachada de una red de tramitadores que suplen la ineficiencia de los funcionarios públicos de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT).
La red de corrupción funciona incluso durante los días en los que ANT ha informado que su sistema informático Axxis 4.0 está en mantenimiento. El o la tramitadora es capaz de obtener un turno de corta espera que minimiza los tres o cuatro meses que normalmente tarda un trámite, por ejemplo, solicitar un duplicado de licencia por pérdida o robo. Francia Chamorro es una ecuatoriana que llegó hace pocos días de Estados Unidos, vino de vacaciones y quiere hacer turismo por diferentes partes del país. Necesitaba homologar su licencia y no pudo hacerlo. Tomar un turno en la ANT le implicaba esperar dos meses. Ella no tuvo que buscar un tramitador, él se le acercó en el parqueadero. Le dijo que podía resolver su problema por USD 250 y que se tardaba apenas dos días.