Dr. Dumar Iglesias Mata
Historiador manabita dumariglesiasmata@gmail.com
En una época donde la memoria suele ser frágil y el valor de los hombres de bien se dispersa entre la prisa cotidiana, es justo detener el paso y rendir homenaje a quienes han sembrado, con manos limpias y corazón firme, el futuro de muchos. Este viernes 6 de junio del año 2025, la Unidad Educativa Particular Espíritu Santo, con 31 años de historia en las aulas y en las almas, se honrará en reconocer a uno de esos hombres cuya vida es testimonio de rectitud, sacrificio y legado.
Guillermo Cevallos Chávez no es solo un nombre escrito en los registros municipales de Portoviejo o en las páginas del Partido Liberal Radical Ecuatoriano. Es un tronco firme en el paisaje de la historia local. Fue concejal, sí, pero más allá del cargo, fue conciencia cívica, brújula ética y palabra honesta. En una época donde el liderazgo solía ser patrimonio de los poderosos, él hizo de la decencia su estandarte y de la justicia su camino.
Hoy, a sus 87 años, recibe la máxima condecoración que otorga esta institución, con un nombre que es poesía en sí mismo: Condecoración Inés Ardila de Cevallos. Un símbolo que no solo honra una vida ejemplar, sino que reivindica a aquellos hombres que han hecho del silencio una virtud, de la constancia un principio, y del servicio un compromiso.
Y como si el tiempo mismo se hubiera puesto de acuerdo con la historia, este homenaje ocurre en el mes del liberalismo, y justo un día después del 5 de junio, fecha en que se conmemora el Día del Liberalismo, una corriente de pensamiento y acción que defendió la libertad, la justicia social y los derechos civiles. Nada es coincidencia. El espíritu liberal que guió su actuar como ciudadano y como servidor público resuena hoy con más fuerza que nunca.
Su legado no se cuenta solo en obras, sino también en nombres. Sus hijos: la recordada Dra. Loly Judith, cuyo recuerdo sigue siendo faro entre los suyos; el Ing. Darwin Guillermo, el Ab. Jhonny Janer, y el Tec. Xavier Guillermo Cevallos Ardila, continúan la senda trazada con esfuerzo y dignidad.
Decía el poeta que hay hombres que pasan por la vida como si nunca hubieran estado. Y hay otros que, como Guillermo Cevallos Chávez, dejan huella donde pisan, enseñan sin gritar, construyen sin ruido, y educan sin alardes. Hoy, esa huella se convierte en faro para nuestros jóvenes, en ejemplo para los que vendrán, en promesa de que aún existen hombres buenos.
Y en esta tierra, donde los vientos del olvido a veces soplan fuerte, la Unidad Educativa Particular Espíritu Santo dice: aquí vive la memoria, aquí florecen los buenos hombres. Y entre ellos, Guillermo Cevallos Chávez, eterno como el roble, justo como la luz.
