Pescadores de Jaramijó Dejan de Salir a Faena por Miedo a la Piratería

La pesca artesanal en Jaramijó está al borde del colapso. Decenas de pescadores han decidido no salir a faena por temor a ser víctimas de los llamados “piratas del mar”, bandas delictivas que asaltan embarcaciones en altamar, llevándose motores, equipos, la pesca del día y, en algunos casos, incluso las lanchas. Según denuncias de los propios pescadores y dirigentes del sector, la extorsión también es parte del drama. Algunos aseguran que deben pagar “vacunas” de hasta 150 dólares mensuales para poder trabajar con relativa seguridad. Sin embargo, pocos se atreven a presentar denuncias formales, temiendo represalias. “Nos han asaltado más de tres veces. Ya no salimos porque es perder todo”, dice un armador pesquero afectado, que ahora mantiene su lancha deteriorándose en el patio de su casa.

Cada embarcación detenida significa al menos tres pescadores sin trabajo. La semana pasada, se reportaron al menos siete embarcaciones atacadas frente a las costas de Jaramijó. Los pescadores lograron alertar a sus familiares por teléfono antes de regresar a tierra para evitar ser asaltados. Sólo existen denuncias verbales del hecho. El temor se extiende también a San Mateo, en Manta, donde varios pescadores fueron atacados por delincuentes que les robaron los motores fuera de borda, los golpearon y luego se dirigieron hacia Crucita. En algunos casos, los afectados permanecieron perdidos en altamar por más de una semana. En lo que va del 2025, se estima que más de 40 embarcaciones han sido asaltadas por estos grupos criminales que operan con total impunidad en el mar. La inseguridad marítima no solo amenaza los medios de vida de cientos de familias, sino también la soberanía del mar ecuatoriano, convertido en zona de peligro constante para los pescadores artesanales.

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