LA SOBERANÍA PELIGRA
Ecuador necesita una estrategia integral que combine inteligencia, control territorial real, operaciones simultáneas y una presencia militar que desmantele las redes del crimen, no solo a sus operadores visibles. Porque lo que está en juego es mucho más que una veta de oro: es la soberanía de los recursos naturales del país, la vida de las comunidades, la dignidad de los militares que hoy mueren en emboscadas sin que los verdaderos responsables sean tocados. No podemos permitir que se imponga una lógica perversa donde el oro vale más que la vida y donde el silencio oficial se vuelve cómplice de la impunidad. Esta guerra no puede ser ignorada ni minimizada. Es una guerra vital por la Amazonía, por la soberanía y por la paz. La guerra silenciosa pero brutal por el control de sus recursos naturales, que se libra desde hace años, no pueden perderla las Fuerzas Armadas. Las riquezas minerales que yacen en nuestro suelo, especialmente en la Amazonía, no pueden dejar de ser una promesa de desarrollo para convertirse en un campo de batalla donde se impone la ley del más fuerte o del más armado. Hay que tener claro que la minería ilegal ya no es una actividad marginal, sino un engranaje clave del crimen organizado, más lucrativo incluso que el narcotráfico y más difícil de erradicar por su capacidad para corromper, desplazar y asesinar.