Los 133 cardenales ya están listos para ingresar a la Capilla Sixtina para participar del cónclave y elegir al nuevo Papa.
El método de elección del Pontífice está regulado en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis (1996) y otros documentos vaticanos y, ante la eventualidad de que se alargue, prevé una serie de pausas de reflexión y salidas.
El objetivo es acelerar el acuerdo y, para ello, esa legislación establece que los cardenales voten encerrados en la Sixtina cuatro veces al día: dos por la mañana y dos por la tarde.
Los votos serán quemados tras el recuento en una estufa instalada ya para la ocasión en la Capilla Sixtina y el color del humo anunciará al mundo exterior el resultado: el negro indicará que no hay acuerdo; el blanco precederá el famoso Hambemus papa.
Los últimos cónclaves han sido generalmente rápidos: Francisco fue elegido en 2013 en la quinta votación, Benedicto XVI en 2005 en la cuarta y Juan Pablo II en 1978 en la octava, aunque otros se alargaron más, como el de Pío XI en 1922, que requirió catorce.