Dr. Dumar Iglesias Mata
Historiador manabita dumariglesiasmata@gmail.com
En aquel día la tierra comenzó a temblar. El reloj marcaba las 18h58. Un terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter golpeó a las Provincias de Manabí y Esmeraldas, con un saldo de 676 muertos. Casas y edificios destruidos, son las secuelas que todavía predominan en las zonas afectadas.
A los 9 años después de la tragedia, el Grupo Cultural Argos, que dirige Lcdo. Julio Villacreses, en cada aniversario realiza en el Parque Vicente Amador Flor de Portoviejo, recital poético y la recordación en el momento exacto del movimiento sísmico.
El Poeta Coronado Dr. Vicente Espinales estaba invitado a decir su poesía, el reciente 16 de abril.
No pudo asistir por motivos de salud. Él, había creado un hermoso trabajo literario que inédito y como primicia lo publicamos a continuación:
TRÍPTICO POR EL DESASTRE, LA DESOLACIÓN Y EL ATRACO.
NO LLOVÍA
La tierra aún tenía su corazón latente.
La noche iniciaba sus pasos.
Las mesas comenzaban a servirse.
Y apareció el espantapájaros del grito.
Tiembla el silencio.
Los cristales del miedo
Se vienen al suelo.
Las cúpulas se desmoronan.
La sangre abandona su aposento
Y la oscuridad ante los ojos
Es un encierro.
DESOLACIÓN.
Que nos va quedando sobre las lágrimas?.
Un mapa envuelto en llagas.
Un tiempo de desesperados gritos.
Sobre la tierra voces ahogadas.
Candelabros para la memoria.
Candelabros para el abrazo ausente.
Cruces de neblina entre los pasos.
Y la mortaja vistiendo cementerios.
ATRACO.
No hubo compasión ante el lamento.
Hubo vino y champagña ante la muerte.
Se publicitó la pena.
Hubo danza sobre la ciudad de luto.
Y se llenaron los bolsillos
Con las heridas y las penas.
Portoviejo mi ciudad.
Manabi mi provincia. Debastadas, saqueadas.
Aún el escupitajo del tiempo nos acecha.
Rejas tras rejas será el camino para los bolsillos.
Y desde el fondo de la sangre
De los estambres sepultados.
Junto a nuestras voces
Seguiránescuchandose sus voces.
Para que más temprano que tarde
Con la señal de la cruz
Cancelen con su vida.
La muerte de otras vidas.
Y que el Señor bendiga nuestros días
Que con lo vivido.
Aún tenemos un corazón latiendo.
Vicente Espinales.
