Flor Jacinta Párraga García dejó su natal Calceta, cantón Bolívar, en 1993, para acompañar a su esposo Lizandro Cedeño, de 66 años, quien dejó la agricultura, en 1987, y se dedicó a la pesca artesanal en Jaramijó. Jacinta trajo a sus 9 hijos, el último de 2 años de nacido, para “tener nueva vida”, debido a que la actividad agrícola en Calceta estaba en crisis.
Y no tan sólo vino con sus hijos, sino también la acompañaron sus padres. Párraga, de 60 años, en los primeros años de estadía en Jaramijó se dedicó a lavar ropa ajena y después a vender empanadas y corviche, en las calles céntricas de la caleta de pescadores. “De mi emprendimiento y trabajo diario, ahorraba y comencé a construir la casa en la que vivo actualmente”, dijo muy orgullosa la esposa de Lizandro, con quien tiene 44 años de casados.