
El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, anunció el cierre progresivo de los centros migratorios en la provincia del Darién, lo que pone fin a una operación que funcionaba desde 2016. Esta decisión responde a la drástica disminución del flujo migratorio en la zona, que pasó de más de 36.000 migrantes en marzo de 2024 a solo 112 en el mismo mes de 2025, lo que representa una caída del 98%. El Darién es un corredor para miles de migrantes, principalmente venezolanos, en su ruta hacia Estados Unidos.
En estos centros, los migrantes recibían atención humanitaria, alimentación y registro biométrico. Sin embargo, el endurecimiento de las políticas migratorias y el cierre de caminos en la selva redujeron drásticamente la afluencia de personas que buscan cruzar la peligrosa frontera natural entre Colombia y Panamá. El flujo migratorio por el Darién alcanzó cifras récord en los últimos años, con 520.000 personas en 2023. Sin embargo, en 2024 cayó a 300.000, en gran parte debido a las acciones del gobierno de Mulino y la incertidumbre por la política migratoria de EE.UU. tras la victoria de Donald Trump.