Franco Loor regresó a Guayaquil tras haber intentado ingresar a Estados Unidos dos días antes de su audiencia por presunta asociación ilícita, relacionada con su intento de designar un Superintendente de Bancos afín al correísmo.
En el aeropuerto de Nueva York, las autoridades le negaron la entrada y lo deportaron de manera humillante.
No buscó refugio en Colombia, México o Panamá, sino que intentó ocultar su vergüenza y actos de corrupción en el país que supuestamente rechazan.
Ahora que está de vuelta, deberá enfrentar las consecuencias de sus acciones.