SEAN CLAROS CON SACHA

Un poco de transparencia no es mucho pedir. Y cuando se trata de los recursos de todos, el pedido se convierte en una obligación. La concesión del campo Sacha avanza sin que se den respuestas a las interrogantes que surgen al respecto. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no esperar hasta después de la segunda vuelta? ¿Quiénes están detrás de la empresa adjudicada? ¿Cuál es su experiencia y sus credenciales? El país exige claridad. El Gobierno saliente (porque pese a que se puede reelegir, no deja de serlo) administra los recursos de la nación, es decir, que le pertenecen a todos los ciudadanos. Firmar una concesión en plena época electoral sin tener certeza sobre la continuidad de su gestión es poner en riesgo el contrato y atraer eventuales problemas legales para el país en caso de que no se dé dicha continuidad. Ecuador espera respuestas. Guardar silencio solo alimenta la incertidumbre y da material a los rivales políticos del Gobierno para que saquen provecho del tema de manera electorera. Con hechos y no con palabras se demuestra la transparencia del proceder y que sus intenciones son realmente beneficiosas para todos. Si la potencial concesionaria cumple la condición impuesta por el Ejecutivo y antes no se han despejado las dudas sobre la negociación, estas persistirán hasta la segunda vuelta.

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