EL RETO DE SALVAR A LA JUVENTUD
Los jóvenes fueron uno de los objetivos principales en la campaña. Los candidatos bailaron, perrearon, cantaron, tocaron instrumentos, jugaron videojuegos y se vistieron como raperos en el afán por captar la atención de los ecuatorianos de entre 18 y 29 años. Parecían divertirse ante la realidad de quienes hoy constituyen el 20,3% de la población. Esa realidad, ilustrada en el diagnóstico sobre el empleo joven que hicieron las ONG Children International y Empleo Jóven revela que el 80,1% de los jóvenes en Ecuador están desempleados y casi el 60% depende económicamente de sus padres. Su ingreso promedio es de $190. El deseo de salir del país se justifica con estas dolorosas cifras. Quizá, entonces, los políticos –en funciones y en potencia– aterricen propuestas viables y creíbles. El presidente Noboa sostiene que con aplicar deducciones de Impuesto a la Renta a las empresas que contratan jóvenes se solucionará el problema; Luisa González, en cambio, se limita a criticar a la gestión actual. Ninguna de las anteriores creará los más de dos millones de empleos que requieren los jóvenes. Está probado que el empleo no se crea por decreto ni con presión al sector privado. Incentivos tributarios, capacitación técnica, una mejor conexión entre la educación superior y la realidad laboral ayudarán. Sin embargo, para todos los que emprenden y buscan sustento mediante el ‘autoempleo’, la urgente simplificación del régimen laboral y tributario, y menos trámites, serán un impulso importante. De lo contrario, y aunque Donald Trump se empeñe en ‘cerrar’ la frontera, continuará la fuga del mejor talento en potencia que tiene Ecuador.