LA HERIDA QUE ABRIÓ LA CORTE CONSTITUCIONAL
La sentencia por el caso Salinas abrió una herida nacional. Los jueces de la Corte Constitucional dieron la orden para que el sistema educativo proteja las identidades de género y desarrolle protocolos para niños que se identifican como transexuales. La sentencia del Tribunal más poderoso del país responde a un pedido, de hace siete años, de una pareja de extranjeros y su hijo, que hace años abandonaron Ecuador. La Corte ha puesto énfasis en la agenda de una moda progresista que comulga con el ‘wokismo’. Y la ha priorizado sobre los enormes vacíos que dejó la Asamblea Constituyente de Montecristi al crear esta endeble institucionalidad en la que debemos navegar. Mientras avanzan estas causas, demandas de altísimo interés nacional acumulan polvo, así como aquellas acerca de tributos que pagamos a diario. Ya en otras ocasiones, bajo ese activismo, han dado paso a pretensiones enmarcadas en la dictadura de lo “políticamente correcto”, causando caos institucional. La niñez es un grupo vulnerable por temas tan elementales como el acceso al agua apta para consumo humano y deficiente acceso a servicios de salud. Los niños de la Patria necesitan educación y no solo la alfabetización básica que reciben. A los ecuatorianos más pequeños se les debe enseñar a buscar oportunidades en este mundo más competitivo y, cada vez, con menos plazas de trabajo. Esta sentencia de la Corte va sumando resistencia e, incluso, la Iglesia Católica se ha declarado “en resistencia”. La decisión marca el inicio de una batalla que va más allá de cualquier agenda política.