LA DEGRADACIÓN EN SU MÁXIMA EXPRESIÓN
Basta de engañar a los ciudadanos. El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) es, evidentemente, un ente político. Por más que se lo venda como un organismo apolítico, es la mayor expresión de la degradante y tramposa clase política ecuatoriana y de sus prácticas más bajas con tal de mantenerse succionando del biberón del poder. Un grupo de cuatro de sus consejeros interpretó (sin facultad para ello) a su antojo una sentencia de la Corte Constitucional para imponer a las bravas a una persona en la Superintendencia de Bancos. Hicieron sentir su poder, pero les duró poco. La Fiscalía y ahora la Corte Constitucional los tienen con el pie en el pescuezo. Es que la institucionalidad del país llegó al subsuelo, a tal punto que tienen que venir otras instituciones a poner algo de orden en el caos. Y como si violar una sentencia y la ley no fuese suficiente, el CPCCS opera pensando que los ciudadanos son ignorantes y no saben leer e interpretar sus decisiones. Lo actuado por este consejo es un insulto a la inteligencia de quienes pagan sus salarios con los impuestos. Y ha dejado claro que opera con hilos políticos. Debido al objetivo al que obedeció su creación dentro del engranaje del país, nació corrupto. Si esto no es suficiente motivo para empujar su eliminación, ¿qué más se debe esperar?