Los elegidos por el futuro presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para formar parte de su gabinete 2.0, entre ellos el polémico Pete Hegseth para liderar el Pentágono y el “halcón” Marco Rubio como secretario de Estado, tendrán que enfrentarse esta semana al Senado para ser confirmados en el cargo. La Constitución estadounidense establece que el presidente “nombrará” y el Senado dará su “consentimiento y designará” a ciertos altos cargos del país, como los miembros del gabinete y embajadores. Cada uno de los nominados debe recibir el apoyo de una mayoría simple de senadores. Antes de ello, deben comparecer en persona ante los comités pertinentes —como el Comité Judicial en el caso del fiscal general— y responder preguntas sobre sus objetivos en el puesto o su trayectoria.
Tras las audiencias, los comités envían al pleno un informe recomendando o no al candidato, aunque también pueden no emitir informe alguno, lo que anula la candidatura. El Partido Republicano, al que pertenece Trump, cuenta con mayoría en ambas cámaras. En el Senado, los republicanos tienen 53 de los 100 escaños, por lo que podrían permitirse hasta tres defecciones para aprobar a los nominados.
Aunque se espera que la mayoría de los candidatos sean aprobados, algunos enfrentan controversias que podrían complicar su confirmación. Si algún candidato es rechazado, sería la cuarta vez en la historia del país que el Senado niega su aprobación a un nominado presidencial.