Las calles de ciudades niponas como Tokio, Osaka y Yokohama se visten de luces, decoraciones y mercados navideños similares a los europeos para celebrar unas fiestas que este país, en el que solo un 1 % de la población es cristiana, adoptó sin implicaciones religiosas. En Japón, donde la Navidad se popularizó después de la Segunda Guerra Mundial por influencia estadounidense, las tradiciones vinculadas a estas fechas son muy diferentes de las occidentales.
Cada Nochebuena cenan pollo frito, una práctica instaurada por la cadena de comida rápida Kentucky Fried Chicken (KFC), y la tarta de fresas con nata sustituye a los polvorones, mantecados y turrones que cada Navidad colman las mesas españolas. Los japoneses reemplazan la habitual cena familiar de la noche del 24 de diciembre por las citas románticas, convirtiendo este día en una especie San Valentín, que aprovechan para pasear bajo las luces que llenan calles y plazas mientras disfrutan de la emoción característica de esta época del año.