LA PALABRA DEL PRESIDENTE DANIEL NOBOA
Los silencios del Gobierno ante la opinión pública no son compensados con las fugaces intervenciones del presidente Daniel Noboa en tarimas y redes sociales. En los últimos días se han producido hechos que han requerido pronunciamientos firmes desde Carondelet, pero riesgosamente los han delegado a ciertos ministerios, incluso a través de mensajes difundidos en redes sociales, para que intenten aclarar, por ejemplo, la estrategia sobre la cárcel en Archidona, los apagones no programados desde el 20 de noviembre, la suspensión de la Corte Constitucional de la Ley antilavado y la desaparición de cuatro menores de edad en Guayaquil. Esta política perjudica la imagen de Carondelet. Más cuando la última encuesta de Cedatos cuenta que el 55% de la población no cree en la palabra del Presidente. Hoy se prevé que la Justicia resuelva la acción de protección de la Vicepresidencia, lo que de seguro provocará un remezón en Carondelet, sin importar lo que decida la Justicia. Las cifras de Cedatos muestran que la estrategia falla. La comunicación de la Presidencia se ha cerrado, consiguiendo lo contrario al que sería su primer objetivo: proteger al Presidente de un desgaste ante la ciudadanía. El desgaste de la imagen del Ejecutivo también perjudica a la institucionalidad de la Democracia; por tanto, al país. Un cambio es necesario. El Presidente puede hacer uso de vías más directas de información, como ruedas de prensa y más entrevistas con medios de comunicación. Incluso, cadenas nacionales aclarando los hechos. Abundan las preguntas y, desde el poder Ejecutivo, no hay respuestas. Todos sabemos que el país atraviesa una crisis múltiple, que hay desesperanza en la población, y el silencio solo lo agrava.