DEBATE: QUIENES SÍ, QUIENES NO

Ser equitativo por un lado, descompensa la balanza por el otro. Los debates electorales son obligatorios para los candidatos presidenciales por ley, pero al momento del debate de esa reforma legal ninguno de los ilustres legisladores imaginó un desborde de participación de tal magnitud que harían de estos debates algo más parecido a una rueda de prensa muy costosa para los contribuyentes. Con la experiencia de los careos presidenciales anteriores es necesario evaluar de que un espacio en estos debates no debe ser obligatorio, tampoco voluntario, deben ganárselo. Solo aquellos con opciones claras de llegar a la Presidencia deberían ser quienes tengan la oportunidad de ser escuchados por los votantes. No tiene sentido, por el cacareado derecho a la equidad, que los ciudadanos escuchen a candidatos sin la más mínima oportunidad de acariciar el sillón presidencial. Ese tiempo y ese dinero de los contribuyentes debe ser mejor invertido en escuchar las propuestas de quienes sí tienen chance de llegar a Carondelet. Saldrán quienes defiendan el derecho a la equidad de participación de los candidatos en estos espacios, pero valdría la pena preguntarse también: ¿Y el derecho de los votantes a un voto información? ¿Estos seudo debates, tal y como están concebidos, ayudan al elector a tomar una decisión?

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