ECUADOR NO PUEDE NORMALIZAR LOS APAGONES
La falta de energía eléctrica golpea a cada uno de los ecuatorianos. La incertidumbre ante el desconocimiento de los horarios de cortes que regirán incluso al día siguiente, impide planificar desde las actividades más básicas hasta el cómo poder trabajar para sobrevivir, lo que genera indignación y angustia, tanto en la población como en el ámbito productivo. Y no existe una comunicación oficial que alivie ese sentir, al dar al menos un panorama creíble y sustentado técnicamente sobre el plazo máximo en que el país superará esta crisis. ¿Serán semanas o meses? Y a cortísimo plazo, ¿cuáles son las estrategias que efectivamente podrá llevar a cabo el Gobierno para que la economía a toda escala (microempresas y grandes grupos empresariales, emprendedores, profesionales e incluso hogares) no colapse. Producir o simplemente existir en condiciones tan precarias e inciertas es inviable e intolerable. El Ecuador es resiliente y siempre busca adaptarse para superar obstáculos, pero ello nunca puede significar resignarse, conformarse o acostumbrarse, normalizando el retroceso y el caos. El país exige soluciones inmediatas y también estructurales. El agravamiento de la crisis energética abre la oportunidad para hacer todos los cambios que se requieren para poner fin de forma decidida, urgente y definitiva al problema.