EL REY FELIPE Y SU SENSIBLE LIDERAZGO

El liderazgo se pone a prueba en los momentos más duros. Las crisis son impredecibles, aparecen de repente, pero a veces los problemas se agravan por cualquier motivo. Y aunque esas circunstancias salen del control de las personas, sí son dueñas de su comportamiento y de cómo enfrentan una desgracia. El Rey Felipe VI y su esposa, la Reina Letizia, mostraron, el domingo, lo que un líder debe hacer ante el enojo y la indignación de una población que sufre una tragedia. El Rey acudió a la zona del desastre en Valencia que fue golpeada por la tormenta DANA y ha dejado más de 100 fallecidos. Estuvo acompañado de su esposa y el presidente de España, Pedro Sánchez. Los vecinos lanzaron barro y gritaron “asesinos” a las autoridades. Denunciaron que, luego de cinco días de tragedia, la ayuda no llegaba. La evolución de una crisis también depende de los líderes. Estas pueden volverse inmanejables debido a una equivocada respuesta de los responsables. Por ejemplo, Sánchez, resguardado, recibió palazos e insultos. El auto oficial fue atacado por los vecinos, llenos de ira. Él desapareció. Los reyes españoles, en cambio, permanecieron una hora más, escucharon angustiosos relatos, abrazaron a los vecinos y lograron calmar los ánimos. La Reina lloró. El líder sereno y cercano hizo la diferencia. El Rey no se mostró confiado ni fue audaz. No se atrincheró ni se desentendió de los reclamos. No hizo fiestas los días previos. El Rey dio la cara.

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